El avance en materia de odontología no se detiene y las especialidades que han surgido, propenden por brindar a los pacientes las herramientas necesarias para diagnosticar, prevenir y tratar problemas que se puedan presentar durante el desarrollo y crecimiento, en este caso se incluye la ortopedia en odontopediatría.

Este proceso se adelanta hasta tanto el crecimiento en los pacientes ha culminado, pues su función es lograr cambios en las características anatómicas que cada uno presente y por tanto el tratamiento puede empezar desde los dos o tres años, cuando los maxilares están en proceso de formación, indica el doctor Orlando Martínez, ortodoncista con énfasis en ortopedia de la Corporación Universitaria Rafael Núñez.

La ortopedia, además de modificar la posición de los dientes, se basa en el cambio de la estructura ósea y de la musculatura que está alrededor de los elementos anatómicos de la boca, advierte el especialista.

Si bien el tratamiento de ortopedia dental empieza dese los primeros años, puede llegar a funcionar hasta los 14 años, edad en la cual las suturas del maxilar superior comienzan a madurar. Es de aclarar, que durante la etapa de crecimiento y desarrollo, se busca corregir ante todo los malos hábitos que pueda presentar el niño.

Estas prácticas pueden ser dañinas para la formación correcta del hueso, de otra parte se pretende con este tratamiento corregir la relación que exista entre el maxilar superior e inferior y todos los elementos que rodean a la boca, como los músculos, la lengua, labios, que son muy importantes para la armonía facial.

El proceso

En ortopedia dental intervienen muchos factores al momento de iniciar un tratamiento. La primera fase va en la conversación con los padres o cuidadores para que exista una concientización, no sólo del niño que no conoce muy bien el tema, sino de los mayores para que busquen la razón del mal habito.

Una vez abordado el tema, se trabaja en el tipo de aparatología a instalar, para que de esta manera se empiece a interceptar esta costumbre. Los aparatos pueden ser fijos o removibles y dependiendo de la intensidad o duración que tenga el hábito, indica el doctor Martínez.

Los hábitos más comunes, agrega el especialista, tienen que ver con la succión digital, que pueden producir una protrusión del maxilar superior y retrusión del maxilar inferior; de la misma manera el hábito de interposición lingual o empuje de la lengua, donde esa mal posición al deglutir puede llegar a provocar una mordida abierta anterior y protruir los dientes.

Cada vez que se identifique un hábito, debe ser corregido, toda vez que de permanecer estas anomalías primarias, los tratamientos posteriores como el de ortodoncia, no tendrían éxito, indica Martínez.

Cuando se trata de niños muy pequeños, la aceptación del aparato será compleja, sin embargo, la estimulación por parte de padres y el profesional a cargo, harán el proceso más llevadero. Algunos casos son fáciles de corregir, es decir, con dos semanas basta, mientras otros pueden tener una duración de hasta dos años ante la insistencia del paciente por mantener el hábito.

En algunos casos, indica el doctor Martínez, la permanencia en el problema obedece a un componente psicológico, por lo que se hace necesario el acompañamiento de un profesional en esta área para manejar el tratamiento. También se dan casos donde con sólo eliminar el hábito el problema empieza a buscar solución.

Es muy importante que el odontopediatra empiece un acompañamiento a los padres y al menor, para que más adelante, si hay problemas, los comunique y direccione al profesional indicado que adelantará el tratamiento.

También se debe tener en cuenta la clase de anomalía que presente el paciente, por cuanto en ocasiones no se espera el tiempo prudente para lograr una recuperación y se convierten en casos sobre tratados.

Fuente: eluniversal.com.co