La atención de la salud bucal aporta emisiones de CO2 de 3 fuentes principales: (i) viajes de pacientes y personal de salud cuando viajan hacia y desde centros de atención5; (ii) fabricación, distribución y adquisición de materiales y artículos diversos a lo largo de la cadena de suministro; y (iii) residuos generados y su gestión, incluidos los plásticos de un solo uso (SUP) que presentan una carga ambiental que requiere atención urgente. La carga de SUP es más pertinente ahora, con los enormes volúmenes de equipos de protección personal (EPP) de SUP utilizados durante la actual pandemia de COVID-19.6 El actual aumento del uso de SUP pone de relieve la dificultad de implementar prácticas de atención médica sostenible, ya que los impactos ambientales a menudo son una consideración secundaria a la seguridad del paciente y la atención óptima. Los desafíos para las prácticas de atención médica sostenible son los costos percibidos, las actitudes de las personas, las dificultades en la implementación de medidas de remediación y la necesidad de operar dentro de las limitaciones de los marcos legislativos. Por lo tanto, es necesario estructurar un marco para la prestación de atención de la salud bucal que abogue simultáneamente por una atención óptima al paciente y promueva la sostenibilidad ambiental en su núcleo. Esto se puede lograr fácilmente para las enfermedades bucales prevenibles y a través de este documento, nuestro objetivo es presentar un marco que refuerce el mensaje de que la prestación de una buena atención de salud bucal es clave para la reducción de enfermedades y, como consecuencia no intencionada, a través de un uso reducido de los recursos, ofrece resultados ambientalmente sostenibles (Tabla). De esta manera, se establece una clara relación de causa y efecto entre la prestación de atención de alta calidad y el logro de prácticas prácticas y significativas ambientalmente sostenibles. 

Fuente: sciencedirect.com