Sin darse cuenta, muchas personas podrían acabar con su dentadura de forma paulatina, ya que una de las consecuencias del estrés descontrolado es el bruxismo, un trastorno en la mandíbula que consiste en apretar fuertemente los dientes de forma involuntaria, lo que causa serias afectaciones en las piezas dentales y que puede surgir durante el día habitual y  en la noche durante el sueño.  

Especialistas advierten que el apretar los dientes superiores con los inferiores para realizar un movimiento de atrás para adelante y viceversa causa el desgaste severo de las piezas, en casos más extremos, se puede llegar a destruir el hueso que soporta el diente con afectaciones en la articulación. 

Hasta el momento se ha señalado al estrés como el factor principal detrás del trastorno, pero existen factores que empeoran el problema o facilitan su aparición, como una dieta deficiente, malos hábitos de sueño y también la alineación de los dientes. 

Debido a la variedad de posibilidades, se recomienda acudir con un especialista para determinar el tratamiento a seguir a fin de erradicar daños a la salud dental que afecten la calidad de vida y también el descanso del paciente. Sin embargo, existen síntomas que pueden alertar del problema antes de que sea demasiado tarde y la mayoría se basan en trastornos emocionales.

Ansiedad, depresión, insomnio y estrés son las primeras señales de alarma, pero también lo son la sensibilidad muscular exagerada, la reacción dolorosa a los alimentos calientes, fríos y dulces, los trastornos alimenticios, sensación de dolor en la mandíbula al despertar e insomnio. 

En muchas ocasiones, este problema puede ser detectado por el dentista en una revisión de rutina, por lo que además de sugerir una visita cada seis meses, también es importante conocer terapias para tratar el bruxismo. Cabe aclarar que los procedimientos están orientados a reducir el dolor, prevenir el desgaste de piezas dentales y daños en la mandíbula.

Una de las opciones a seguir es el uso de protectores dentales y guardas que ayudan a prevenir el daño en los dientes y en la articulación de la mandíbula, pero es de vital importancia también acudir con un psicólogo para tratar el aspecto emocional del trastorno. (Con información de Agencias)

Fuente: elhorizonte.mx