Mima tus dientes

Feb 04 de 2019 0
Hábitos. Más de la mitad de los españoles no se cepillan los dientes como deberían, lo que da pie a una mala higiene bucodental

Pese a que los tiempos corren y la tecnología avanza a pasos de gigante, la salud bucodental continúa siendo uno de los retos pendientes y más delicados. Y esa cuestión reside en su cuidado, el que nos toca a nosotros mismos como responsables de nuestra boca. Mantener una buena higiene no sólo previene dolencias, sino que es la base para lucir una bonita dentadura en el futuro.

Isabel Bueno y Cristina Figueras, de Ortoneda Clínica Dental en Tarragona, explican que «una buena higiene bucal ayuda a mantener una buena funcionalidad de la boca, no tener problemas de encías, evitar la periodoncia que puede llegar a hacer perder los dientes y las caries. La esperanza de vida se alarga y los dientes tienen que aguantar más tiempo. Por eso es importantísimo».

En esta línea, Elena Criado, odontóloga de Sanitas en Tarragona, añade: «La salud oral no solo es importante para evitar visitas futuras al dentista sino que también es un factor clave en la salud general de nuestro organismo. Está probado que la higiene de la boca influye en la salud cardiovascular y además es la puerta de entrada al sistema digestivo, el primer paso de la digestión de los alimentos. Cuidarnos la boca no solo nos mantiene más sanos, sino que nos ayuda a ahorrar tiempo y dinero en problemas futuros».

 «La mala higiene oral -sigue Criado- predispone al sangrado de las encías, oscurecimiento de los dientes, pérdida del hueso que soporta las piezas dentales que posteriormente lleva a la movilidad de las piezas y finalmente su pérdida, mal aliento, caries y aparición de infecciones».

Por todo ello, una limpieza bucodental no es solo una limpieza.

Según Bueno y Figueras: «El hecho de hacer una revisión anual ayuda a evitar muchas patologías que puedes tener más adelante. Puedes tener una caries que no te duela, pero si el higienista la localiza en una limpieza, se puede tratar antes de que vaya a peor. Se trata de prevenir. Si no, después es más tiempo y más dinero».

A nivel de recomendaciones tanto en Ortoneda como en Sanitas coinciden en: revisiones anuales al igual que las limpiezas hechas por profesionales; cepillado entre 2 y 3 minutos después de cada comida, así como seda dental y colutorio una vez al día; y seguir los consejos de nuestro odontólogo. Si somos más propensos a tener caries o bruxistas (apretamos los dientes por la noche), entonces usar una férula al dormir. Luego también entran factores como evitar el tabaco, el alcohol o llevar una dieta equilibrada baja en azúcares.

 

 Los síntomas de que tenemos una mala higiene bucodental son muy explícitos: mal aliento, suciedad en la lengua, sangrado de encías, enrojecimiento de las encías, sensibilidad, oscurecimiento de los dientes y movilidad de las piezas dentales.

 

Educación bucodental

«Es importante que la higiene bucal se aprenda desde pequeño ya que es un hábito que debemos de desarrollar para toda la vida. Además es importante que el dentista nos enseñe la manera correcta de cepillarnos para evitar un cepillado ineficiente o en algunos casos agresivo que puede perjudicar las encías», apunta Elena Criado.

En este sentido, Isabel Bueno y Cristina Figueras dicen: «Hay que enseñarles a tener esta costumbre de limpiarse los dientes, porque si no, en el futuro tendrán los problemas de los que hemos hablado. Los padres ayudan mucho, así los niños vienen tranquilos y se nota que les enseñan a lavarse los dientes. Aunque todavía falta más cultura en ello».

Otro de los debates que surgen hoy en día es la pasta de dientes. ¿Cuál es la mejor? El mercado se encuentra saturado con diferentes productos: para blanquear, contra la sensibilidad, reconstructiva, etc. Los odontólogos consultados coinciden en que no existe una pasta ideal para todo el mundo. Cada persona necesitará una diferente,  según su caso. Tienen que ser con flúor y hay que tener en cuenta que hay miles y todas sirven para una cosa diferente.

El cepillado es otro factor clave para una buena higiene bucodental. Tanto el eléctrico como el normal -de dureza media o sensible, nunca duro, ya que desgasta las encías- son aptos para ello. Es importante la técnica, repasar todas las caras del diente y acompañarlo de seda dental para llegar a todos los huecos. 

Malos hábitos

Sanitas acaba de publicar un estudio de Salud Bucodental, en el que revela que solo cuatro de cada diez españoles se cepilla los dientes con la frecuencia adecuada, la mitad usa diariamente colutorio y apenas un cuarto de la población estudiada utiliza seda dental.

Existe una conciencia de la importancia de la salud bucodental, aunque aún falta convertirla en hábitos de higiene. Un 86% de los españoles se preocupa por el estado de su salud bucodental, de los cuales un 63,4% reconoce que esta le preocupa bastante o mucho.

Por otro lado, un 44% de los españoles acude una vez al año al dentista. La recomendación de los profesionales es visitar al dentista dos veces al año, medida que tan solo llevan a cabo dos de cada diez españoles. La prevención y las revisiones son los principales motivos para visitar al dentista mientras que las caries (20,8%), la extracción de dientes (11,3%) o los problemas de encías (8,2%) son otros de los motores que nos llevan al odontólogo.

Finalmente, el miedo sigue siendo un factor en la silla del dentista. La mitad de los españoles reconoce tener ondontofobia o miedo al dentista. Las inyecciones en boca (62,2%) y el posible dolor (61,8%) son los principales causantes de este miedo.

«En la gran mayoría de los casos son personas que una vez comienzan el tratamiento pierden el miedo, ya que era por el desconocimiento de si iban a sufrir dolor durante los tratamientos. Una vez realizados estos, se dan cuenta de que en la actualidad, con los avances que hay y el uso de anestésicos locales, no existen tratamientos dolorosos en odontología», apunta Criado.

Bueno y Figueras añaden que «los más miedosos siempre han sido los más mayores. Ahora hay mucha más cultura de ir al dentista. Hace cincuenta años no era tan habitual como es ahora. A nosotros nuestros padres ya nos llevaban y nosotros llevamos a nuestros hijos, pero la persona de setenta años no tenía una cultura de buena 

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