Entre las causas más comunes que dificultan la erupción de los terceros molares están: la falta de espacio en los arcos dentarios, discrepancia de tamaño de dientes con respecto a los maxilares, presencia de algún obstáculo mecánico provocado por alteraciones patológicas como malformaciones dentarias, quistes, tumores, infecciones o estados postraumáticos.

 

Las cordales en su proceso de erupción pueden causar múltiples alteraciones que las siente u observa el paciente otras pasan desapercibidas y se manifiestan cuando han causado graves daños o son detectadas por el odontólogo en el examen clínico y radiográfico de rutina.

 

Entre las alteraciones más frecuentes que un tercer molar puede ocasionar son: dolor que se manifiesta en el proceso de erupción, daños a estructuras vecinas, dientes, tejidos de soporte como hueso, encías, tejidos blandos, sensaciones de presión dentaria o movimientos dentarios (apiñamiento), dificultad al cepillado, dolores de cabeza, dificultad en realizar los movimientos mandibulares.

 

Ante la presencia de esta sintomatología el Odontólogo, es quien debe orientar al paciente sobre la conducta más favorable a seguir, a través de un adecuado examen clínico y con la ayuda de una imagen diagnóstica como lo es la radiografía panorámica, la cual aporta información importante no solo de los terceros molares, sino muestra una imagen general de todos los dientes y su relación a estructuras anatómicas de importancia que deben tenerse en cuenta para evitar lesionarlas en el caso de requerir una intervención quirúrgica.

 

Además, con esta radiografía, se puede observar la posibilidad que tiene el diente para su erupción, el espacio, posición, alteraciones de desarrollo, forma, obstáculos mecánicos, los daños que ha realizado en el hueso o en los dientes vecinos, la presencia de patologías asociadas como quistes o tumores.

 

¿Qué hacer entonces con los terceros molares?  Si después de realizar el examen clínico por un odontólogo, se determina que estos no tienen la posibilidad de erupción, causan o son potenciales de producir daños a estructuras vecinas la conducta será la remoción o exodoncia de estos, un  procedimiento que en algunos casos es sencillo pero que en la mayoría de veces es complejo y  debe ser tratado por un odontólogo especialista en el área de Cirugía Oral o Maxilofacial, por los riesgos y complicaciones potenciales que este procedimiento quirúrgico puede ocasionar y que en manos competentes se minimizan al máximo.

 

La exodoncia de los terceros molares se puede realizar a edades muy tempranas, alrededor de los 12 años, si con la ayuda radiográfica se ha determinado que no hay suficiente espacio o tiene alteraciones de posición se realiza la exodoncia de estos, este procedimiento se denomina exodoncia profiláctica, con la cual se puede además prevenir los potenciales daños que las cordales podrían causar, procedimiento aún debatido en la academia por el riesgo quirúrgico pero que en manos de un Cirujano competente serán minimizados.

 

La exodoncia de cordales, es procedimiento quirúrgico no incapacitante, que se realiza con anestesia local, no doloroso, requiere de unos cuidados post operatorios mínimos como son: reposo relativo, dieta blanda, una adecuada higiene oral, la toma de medicamentos para evita el dolor postoperatorio, la inflamación e infección, al cabo de 8 días se realiza el retiro de puntos. Si se cumplen con todos los protocolos quirúrgicos y en manos de un profesional idóneo el paciente no tendrá complicaciones y su recuperación será sin problemas.

 

 

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Miguel Vásquez Rosero

Profesor Facultad de Odontología UCC | Pasto

Cirujano Oral – Estomatólogo