Los aparatos dentales se popularizan para mejorar el rendimiento deportivo

Sep 21 de 2016 0
Una mordida imperfecta origina problemas físicos más allá de la estética. El doctor Carlos Saiz, responsable de la sonrisa de famosos y deportistas, durante una visita (Maite Cruz)

Migrañas, problemas cervicales y dolor mandibular. Rendimiento físico por debajo de las posibilidades de cada uno, apiñamiento, retracción de las encías y ciertas enfermedades periodontales que pueden llegar a destruir el hueso y los tejidos blandos donde se sujetan los dientes… Bruxismo y sus consecuencias en forma de ansiedad, tensión. Una excesiva sensibilidad dental al frío, el calor o los alimentos dulces. Hasta insomnio, disfunción eréctil, problemas respiratorios, musculares, articulares y cardiovasculares. Estos, además de la estética, son problemas que, según el sector de la estética dental, se pueden aliviar con ortodoncia y que explican que sean cada vez más los adultos de entre 30 y 45 años que se someten a tratamientos correctivos.

 

 

“La mala oclusión dental o, lo que es lo mismo, una mordedura imperfecta son en ocasiones el origen de esos problemas”, sostiene el doctor Carlos Saiz, responsable de la sonrisa de famosos y deportistas, que ve como “son cada vez más los padres, y hasta los abuelos, que aparcan todas las vergüenzas y se atreven con los aparatos dentales que corrigen esta mala oclusión”. Y aunque más de un 60% de los tratamientos los piden las mujeres, son cada vez más los hombres los que se apuntan a la ortodoncia. “Increíble pero cierto: lo que muchos viven a partir de los 40, y que les empuja a practicar actividades exigentes como el triatlón o el running y los maratones, hace que sean muchos los que se plantean solucionar de una vez por todas los problemas de mala oclusión”, añade Saiz.

Así es como se entiende “que grandes deportistas como Pau Gasol se pusieran en manos de un ortodoncista nada más llegar a la NBA para evitar problemas de equilibrio y molestias repetidas en cuello y espalda”, cuenta la doctora Conchita Curull, directora médica de su propia clínica y delegada de la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración (SEPA) en Tarragona. Curull indica que “ahora entre los jugadores del FC Barcelona se ha identificado una relación entre el índice de placa bacteriana y el número de lesiones musculares, ligamentos, tendones y óseas”.

En su opinión, “sería bueno realizar una exploración bucal por lo menos dos veces al año (coincidiendo una de ellas con la pretemporada) y hacer un seguimiento exhaustivo a lo largo de la competición… Cuando un deportista, a cualquier edad, tiene un descenso en su capacidad física o su rendimiento, sufre una lesión muscular o articular de causa dudosa, es bueno buscar los motivos en la boca”, explica.

Lo que hasta ahora parecía una afirmación sin respaldo científico comienza a tener pruebas. En los últimos años se ha estudiado la relación entre el sistema estomatognático, o lo que es lo mismo, los órganos y tejidos gracias a los que comemos, masticamos, deglutimos, hablamos o sonreímos, y el control de la postura. Según una investigación que ha llevado a cabo el departamento de Fi-
siología de la Universitat de Barcelona con la Universidad de Innsbruck (Austria), liderado por Sonia Julià-Sánchez y publicado en Neuroscience Letters y Motor Control, “existe una influencia recíproca entre el nervio trigémino y el núcleo vestibular, es decir, los responsables de las funciones de masticar y del equilibrio, y entre los músculos masticatorios y los cervicales. Cuando hay fatiga, el equilibrio en condiciones de máxima inestabilidad es significativamente superior entre los individuos que presentan una mala oclusión dental”.

Sea como sea, la visita al dentista es cada vez más frecuente entre los adultos. En 2014, 21 millones de españoles acudieron al dentista y se gastaron una media de 376 euros. Eso supuso un aumento del 18,2% respecto al año anterior. Según se desprende del estudio Oferta y demanda de servicios dentales, elaborado por el Instituto de Investigación de Mercados Key-Stone, en 2015 se registró una disminución del 8% respecto al 2014 porque muchos tratamientos se habían pagado por adelantado.

La odontofobia, o terror a ir al dentista, sigue siendo una realidad entre los españoles puesto que todavía hay casi un 45,5% de la población que no la supera, pero lo que parece que cada vez tiene más aceptación son los tratamientos estéticos. Y en concreto la ortodoncia, que “gracias a la popularización de la ortodoncia invisible crecerá de forma exponencial en los próximos cinco años. Eso es lo que advierte un informe elaborado por Market Research que prevé una tasa de crecimiento anual de casi el 13%”, explica el ortodoncista Iván Malagón.

El éxito de estos correctores ha sido rotundo por su discreción. “Con estos aparatos es posible alinear los dientes sin que nadie descubra que se está usando ortodoncia, y además debe sumarse su comodidad. Los alineadores deben quitarse para comer, lo que facilita mantener la higiene bucodental diaria”, sostiene Malagón.

Pero ¿por qué a los 40 o a los 50? Según explicaba Dolores Oteo, vicedecana de Títulos Propios y Formación Continua de la facultad de Odontología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), “los piden quienes no pudieron llevarlos de pequeños, quienes sufren enfermedades de las encías que les han variado la oclusión... y también quienes los llevaron y los vuelven a necesitar”.

Habitualmente el tratamiento dura como mucho 18 meses y luego se pone un retén, que puede ser fijo o extraíble y está destinado a “evitar que los dientes se muevan después de que hayan sido alineados”, añade el doctor Carlos Saiz.

 

Fuente:  lavanguardia.com

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