La sedación en los tratamientos dentales: adiós al dolor de una manera fácil y sin riesgos

Ene 29 de 2019 0
Cómo recibir tratamientos dentales «sin enterarse»

El miedo al dolor es uno de los grandes problemas que plantean muchas personas a la hora de plantearse la visita a una clínica dental. Sin embargo, esto es algo que tiene cada vez una solución más fádil, pues los avances en el mundo de la odontología han permitido que los tratamientos dentales puedan aplicarse cada vez con menores molestias y mayor eficacia. Como señala Agustín Cruz, de la Clínica Dental Agustín Cruz García, «en una clínica dental moderna, hoy día, el nivel de sufrimiento de los pacientes es realmente bajo, si no inexistente».

No obstante, siempre habrá ciertos pacientes que requieren procedimientos de sedación o anestesia general. La mayoría de las veces se trata de personas con mucho temor por culpa de experiencias pasadas, que se les han quedado grabadas en el recuerdo. Pero como asevera Cruz García, la sedación es un proceso accesible, seguro y económico que, hoy en día, «podemos ofrecer a cualquier paciente que pueda necesitarlo, con plenas garantías y comodidad». Y es que al contrario de lo que ocurre en procesos de anestesia general, el paciente sometido a sedación no llega a 'dormirse'. Mantiene la consciencia en todo momento, y sigue respirando con total normalidad. «Esto significa -advierte el responsable de la clínica jienense- que no es necesario ningún aparataje normalmente disponible sólo en entornos hospitalarios (intubación, respirador, etc). Por el contrario, este tipo de sedación puede realizarse en una clínica dental que esté convenientemente equipada para ello». De hecho, el paciente sedado puede, incluso, responder a instrucciones y preguntas (como 'gire la cabeza' o '¿cómo se encuentra?'. La recuperación es muy rápida, y el paciente puede regresar a su casa por su propio pie sin mayores problemas.

Bajo este tipo de sedación el paciente no siente dolor alguno, y después del proceso no guarda prácticamente ningún recuerdo de la intervención. El miedo y la ansiedad desaparecen totalmente, resultando todo ello de una intervención mucho más fácil y agradable. «En resumen, si usted siempre ha querido arreglarse la boca, pero nunca se decidió por culpa del miedo, ahora tiene a su alcance un procedimiento ideal para usted», concluye Agustín Cruz García.

fuente: ideal.es

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