Cinco cosas que hay que saber sobre la apnea del sueño

Mar 24 de 2019 0
En la mayoría de los casos empieza con un ronquido y, si no se trata a tiempo, puede ser peligrosa. El 80 por ciento de los casos de apnea del sueño pueden permanecer sin diagnosticar, según los médicos colombianos.

El aire simplemente deja de entrar a los pulmones -y por ende a todo el cuerpo- y se queda obstruido en alguna parte de las vías respiratorias superiores, desde la nariz hasta la laringe. Le puede pasar a gordos y a flacos, a niños y a adultos. A cualquier persona y por varios motivos. La apnea del sueño es así: una amenaza que afecta a muchos, explica la otorrinolaringóloga y cirujana maxilofacial Sandra Zabala Parra, presidente de la Asociación Colombiana de Medicina de sueño (Acmes).

Se presenta cuando estamos más indefensos, al momento de dormir y justamente por eso es que para las personas que viven solas puede ser difícil de detectar, agrega la especialista en trastornos del sueño.

Justamente el viernes 15 de marzo pasado se celebró en el mundo el día para hacer conciencia sobre los problemas del sueño como este, que suelen afectar a millones de personas. Este año con un enfoque en la población adulta mayor.

En Colombia, el primer consenso nacional de Síndrome de Apnea-Hiopnea Obstructiva del Sueño (Sahos), que fue construido por profesionales de diversas especialidades médicas, define esta enfermedad como la ausencia de respiración parcial o total, de forma repetida, al momento de dormir. O en otras palabras, se presenta cuando colapsa la vía aérea superior, con disminución o cese del flujo de aire, a pesar de los esfuerzos del propio cuerpo.

Se calcula que al menos el 20 por ciento de adultos de edad media tiene este síndrome en su forma leve y el porcentaje aumenta en personas mayores de 60 años o con obesidad. Sin embargo, preocupa que el 80 por ciento de los casos puede permanecer sin diagnosticar, según los médicos colombianos.

¿Por qué se presenta?

“Al dormir perdemos el control muscular, nos relajamos y aparecen estos eventos respiratorios -dice Zabala- por condiciones anatómicas, como una lengua, amígdalas o paladar grandes o una mandíbula pequeña”.

Ronald Petersen, especialista del Centro para Investigación sobre la Enfermedad de Alzheimer de la Clínica Mayo en Estados Unidos, amplía que esa relajación afecta los músculos que sostienen el paladar blando, la porción triangular de tejido que cuelga del paladar blando (úvula o campana), las amígdalas, las paredes laterales de la garganta y la lengua”.

“Cuando esos músculos se relajan, las vías aéreas se estrechan o se cierran al respirar. No se recibe suficiente aire, lo que puede bajar el nivel de oxígeno en la sangre. El cerebro detecta esa ausencia y te despierta brevemente para que puedas volver a abrir las vías aéreas. Este despertar generalmente resulta tan breve que no lo recuerdas”, agrega.

Lo grave es que ese patrón se puede repetir de 5 a 30 veces o más cada hora, durante toda la noche, lo que dificulta la capacidad de alcanzar las etapas profundas y reparadoras del sueño, remata Petersen.

Zabala indica que tiende a presentarse en personas con obesidad porque los depósitos de grasa alrededor de las vías respiratorias superiores pueden obstruir la respiración, pero por las condiciones anatómicas descritas (amígdala o lengua grande, por ejemplo) puede darse en individuos delgados.

¿Cuáles son sus síntomas?

Para muchas personas solitarias puede ser difícil de identificar, dice la experta Zabala, porque el primer y principal síntoma es el ronquido. “El ronquido es la vibración de alguna estructura de la vía aérea y la punta del 'iceberg' para saber que no se está teniendo buen sueño y que puede haber una patología”, asegura.

Pero hay otros síntomas que pueden dar más pistas, como despertar súbitamente con el corazón acelerado y sin aire, levantarse en la mañana con sensación de haber descansado poco, fatiga durante el día y dificultad en la concentración. Incluso cambios de humor o del estado de ánimo pueden ser una señal.

¿Qué lo puede causar?

La apnea del sueño es más frecuente en hombres que en mujeres, sobre todo en aquellos mayores de 65 años, según el consenso médico colombiano. Numerosos estudios, además, han asociado hasta 10 veces más riesgo de padecerla en personas obesas, debido a afectaciones en la respiración por cambios en la estructura de la vía aérea superior y en el control central del tono muscular, alteración de la morfología o en su función, aumento de la colapsibilidad y depósitos grasos en las fibras musculares, por ejemplo.

Antecedentes familiares; el consumo de alcohol, sedantes o tranquilizantes; tabaquismo; congestión nasal; trastornos cardíacos; usar analgésicos narcóticos; y los accidentes cerebrovasculares también pueden causarla, según la Clínica Mayo.

Cuando no se duerme bien hay cambios en el humor, en el ánimo, en el rendimiento estudiantil o laboral, y variaciones del deseo sexual, así como afectaciones de la vida familiar.

¿Por qué es grave?

“Respirar bien favorece que toda la sangre llegue con suficiente oxígeno a todos los órganos. Pero cuando esto no ocurre se retiene el CO2 y el corazón y los pulmones deben trabajar más para oxigenar todo el cuerpo. Con eso aumenta la presión arterial y se sobrecarga el sistema cardiovascular”, expone Zabala.

La apnea obstructiva del sueño, por tanto, puede aumentar el riesgo de ataque cardíaco recurrente, accidente cerebrovascular y latidos anormales del corazón como fibrilación auricular. Si tienes una cardiopatía, los episodios múltiples de nivel de oxígeno bajo en sangre (hipoxia o hipoxemia) pueden provocar la muerte súbita a causa de los latidos irregulares del corazón.

“Las personas con apnea del sueño también son más propensas a obtener resultados anormales en los exámenes de función hepática; además, el hígado de estas personas tiende a mostrar señales de cirrosis (enfermedad por hígado graso no alcohólico)”, añade la Clínica Mayo.

Y a nivel mental las secuelas también son severas. “Cuando no se duerme bien hay cambios en el humor, en el ánimo, en el rendimiento estudiantil o laboral, y variaciones del deseo sexual, así como afectaciones de la vida familiar”, aclara Zabala.

 

¿Cómo se diagnostica y se trata?

Antes que nada, los médicos aconsejan eliminar el consumo de cigarrillo, de alcohol y sedantes; tratar la obstrucción nasal con un otorrinolaringólogo; perder peso; recibir terapia posicional; tener consejería sobre la higiene del sueño; y evitar la privación de sueño.

Paso seguido se puede realizar un estudio del sueño cuantificar su afectación y buscar dónde se presenta la anomalía. Cuando la obstrucción se da en la vía superior y es un caso severo se puede optar por una cirugía, ya sea en tabique, paladar, campana, o tejidos, o base de la lengua.

En algunos casos leves se presenta por posición del maxilar o por que la lengua se va hacia atrás. En estos se puede acudir a dispositivos de avance mandibular que se usan durante la noche y hacen que los tejidos de la base de la lengua no se vayan hacia atrás.

Los dispositivos tipo máscara que se usan al dormir y que inyectan aire a presión, como los CPAP (Continuous Positive Airway Pressure), son una de las alternativas de tratamiento más efectivas, pero muchas personas no logran adaptarse a ellas. En cualquier caso, consultar es lo más importante para encontrar la opción más adecuada a cada persona.

RONNY SUÁREZ
fuente: eltiempo.com

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