Biobanco de dientes humanos para investigación en odontología

Ene 06 de 2015
Biobanco de dientes humanos para investigación en odontología

Diferentes estudios destinados a evaluar el nive


INTRODUCCIÓN

La halitosis, es una experiencia común que afecta una gran proporción de la población adulta y aunque muchas condiciones sistémicas pueden causarla, se ha sugerido que aproximadamente un 85% de los casos se originan dentro de la cavidad bucal. Las dos fuentes anatómicas principales de halitosis, que se han identificado en la cavidad bucal, son la lengua y el surco gingival. Las causas locales se atribuyen a las bacterias y substancias que son capaces de generar Componentes Sulfurados Volátiles (CSV). Estos se originan del colapso de aminoácidos tales como, cisteína, cistina, metionina o péptidos y se producen en la boca a través de la putrefacción de substratos proteicos exógenos y endógenos, que incluyen células exfoliadas, leucocitos, saliva, sangre y restos de comidas. Muchas bacterias anaerobias Gram negativas son capaces de originar CSV, principalmente el Sulfuro de Hidrógeno (H2S) y Metilmercaptano (CH3SH). Estos compuestos se han estudiado ampliamente por su relación con la enfermedad periodontal y por el hecho de jugar un papel importante en la patogénesis de la misma. Las evidencias demuestran que la exposición a estos compuestos puede alterar la integridad de la mucosa y aumentar su permeabilidad a diversos iones y grandes moléculas, alterando la síntesis de las proteínas y contribuyendo con la degradación del colágeno. Dada la importancia que reviste la halitosis como una entidad que afecta los tejidos periodontales se hace necesario su detección temprana, por lo que la presente investigación tiene como propósito realizar una revisión bibliográfica de los distintos sistemas de evaluación y registro de la halitosis.


EVALUACIÓN Y REGISTRO DE LA HALITOSIS

 

  1. CUESTIONARIOS DE REFERENCIAS, ANAMNESIS Y EXAMEN CLÍNICO

    La anamnesis constituye una fuente informativa importante durante la evaluación de la halitosis, en ésta podemos indagar ciertas características relacionadas con los aspectos demográficos, momentos del día en que se presenta, circunstancias asociadas, tratamientos recibidos, hábitos de higiene, antecedentes personales y familiares, estatus sistémico. La valoración clínica se realiza tanto a tejidos duros como blandos, destacando: lesiones cariosas, zonas retentivas de placa, profundidad de sondaje, sangrado al sondaje, condición de la lengua y muestras de placa en zonas distintas2.

    En muchas ocasiones los registros del mal olor de la boca forman parte del motivo de consulta o de la anamnesis realizada a personas quienes refieren padecer de halitosis, no obstante se ha demostrado que el 40 o 60% de los casos no se corresponden con una halitosis verdadera al momento de analizarla objetivamente. Durante la revisión exhaustiva de la microbiología, examen y tratamiento de pacientes con halitosis, encontraron que el 41% de los sujetos que acudieron a la Clínica de Evaluación de Halitosis de la Universidad de Toronto, presentaron un puntaje menor a tres (3) en una escala comprendida del cero al cinco (0-5), lo que se correspondía con un nivel de mal olor poco perceptible. Sumado a ello, la presencia de halitofobia (halitosis imaginaria) puede causar confusión, por lo que lo referido por los pacientes en una autopercepción, debe ser corroborado cuidadosamente3. De esta manera en el estudio de la halitosis por medio de la anamnesis, se deben establecer los detalles dirigidos la historia de la entidad, tratamientos médico-dentales previos, severidad e impacto de su sobre la calidad de vida, los cambios sistémicos, el status emocional y los hábitos dietéticos4.

     
  2. LA EVALUACIÓN ORGANOLÉPTICA

    Fue implementada por Tonzetich5 y se ha instituido como el método más común y sencillo para evaluar el mal aliento, basándose en las apreciaciones subjetivas de los olores que emanan de la cavidad bucal, representando un reflejo en tiempo real de la presencia de olores desagradables detectados por un observador. Es también llamado método hedónico y consiste en un registro sensitivo basado en la percepción del examinador, lo que lo hace subjetivo debido a la variedad de juicios entre los distintos examinadores6.

    La intensidad del mal olor se registra en una escala del cero al cinco, donde cero (0) representa el olor no detectable, uno (1) refiere un olor detectable pero no reconocible, dos (2) el olor que excede el umbral de reconocimiento, tres (3) al hedor definitivamente detectado, cuatro (4) un mal olor fuerte pero tolerable y cinco (5) indica un olor irresistible e intolerable6. Esta escala trae ciertos problemas cuando se requiere decidir entre grados intermedios y al tratar de realizar especificaciones de los gases que intervienen en el aliento, porque si bien, los examinadores pudieran tratar de calibrarse, no es posible estandarizar la percepción del aliento, debido a que cada evaluador responde de manera diferente ante los varios componentes del mal olor de la boca7. Aunado a esto, la sensación de hambre, el ciclo menstrual y otros estadios fisiológicos o patológicos pudieran influir sobre las mediciones organolépticas, más aún el hecho de tomar esta medida en un corto tiempo, no permite que sea repetida de forma exacta en otras oportunidades7. Además de la anterior existen otras escalas que oscilan del cero (0) al diez (10) que pueden ser utilizadas para estimar la intensidad del olor exhalado de lugares como la lengua o la nariz y escalas del 0 al 4 las cuales se corresponden con variantes en la intensidad del olor8.

    Las mediciones deben ser realizadas preferiblemente, en tres oportunidades diferentes y los pacientes deben cumplir con ciertas indicaciones previas, tales como: no tomar antibióticos durante las tres semanas anteriores al examen, no ingerir comidas con especies cuarenta y ocho horas antes, no colocarse perfume o cremas durante veinticuatro horas antes, no usar enjuague bucal desde la noche anterior y no fumar doce horas antes. El uso de toda fragancia para el cuerpo, el fumar, el ingerir bebidas alcohólicas y la ingesta de especies, están estrictamente prohibidas tanto para el examinador como para el examinado8.

    Al percibir, de forma directa, el aire expelido, esta evaluación ha constituido el método de referencia y complementación de los instrumentos cuantitativos que registran los compuestos involucrados en el mal aliento y aunque se dispone de instrumentos más objetivos, la evaluación organoléptica realizada por un juez calibrado en su agudeza olfatoria, sigue siendo el método estándar para detectar el mal aliento, no así para su cuantificación9.

    La medición organoléptica puede realizarse en varias zonas: en la cavidad bucal, en el aire expirado (inicialmente asociado a olores provenientes de la boca y posteriormente a aromas de origen bronquial y pulmonar), en la nariz y en la lengua a partir del raspado de la cubierta lingual9. Para evaluar directamente la cavidad bucal el sujeto abre la boca y se abstiene de respirar, el juez coloca la nariz cerca de la abertura y realiza el registro. El examen también puede realizarse de manera indirecta por medio de un aparato que consta de un tubo de aproximadamente 2,5 cm. de diámetro por 10 o 12,5 cm. de largo, con una pantalla que separa al individuo del evaluador, dándole cierta intimidad al estudio10. (Figura 1)


    Figura 1
    Análisis Organoléptico.
    Tomado de Yaegaki K y Coil J. Genuine halitosis, pseudo-halitosis, and halitofobia: classification, diagnosis and treatment. Compendium 2000; 21(10): 880-889.

    Durante este procedimiento el paciente no observa al examinador y de esta manera tiene la sensación de estar siendo evaluado a través de un examen más objetivo y científico y no solo a través de un juicio subjetivo del olor que emana de la cavidad bucal. Para valorar el aire en la boca, el paciente mantiene la boca cerrada por un minuto aproximadamente tomando aire por la nariz y luego exhala el aliento directamente al exterior o a través del tubo y para evaluar el olor de la nariz el paciente deberá ejecutar el mismo procedimiento ahora expirando el aire a través de la nariz por tres o cuatro segundos y se compara el aliento de la boca con el exhalado por los pulmones10.

    Existe un grupo diverso de análisis para determinar el mal olor proveniente de la lengua, en algunas ocasiones el paciente puede lamer su muñeca, se esperan unos segundos y se procede a realizar la evaluación organoléptica, sin embargo es importante recordar que la halitosis cuya fuente es lingual, se origina en la parte más posterior de este órgano, por lo que su detección pudiera ser subestimada. En estos casos se puede realizar el raspado de la superficie lingual y el olor se coteja con el mal olor emanado de cavidad bucal. En todos los casos el examinador se toma de uno a dos segundos para realizar el registro10.

    Se ha descrito que existen diferentes percepciones organolépticas entre sexos contrarios, que las mujeres son capaces de detectar el mal olor, más rápido y a niveles más bajos que los hombres, que a medida que se avanza en edad existe una disminución de la capacidad para percibir los olores y que durante la experiencia clínica algunas personas se adaptan a diferentes olores y a su propio olor, por lo cual, tienen una capacidad reducida para evaluar el mal olor de otros, no obstante, Evirgen y Cols.11 concluyen que ante una buena calibración todas estas variables pueden ser controladas y estadísticamente no ser significativas al utilizar la evaluación organoléptica11.

    Como el mal olor se percibe por estímulos olfatorios, este método resulta ideal, sin embargo, no se debe olvidar, los diferentes juicios y rangos donde pueden ubicarse subjetivamente cada estímulo. Aún al evaluar el mismo tipo de olor, en un mismo paciente y por un mismo examinador, se da el fenómeno de climatización de la sensación olfatoria, en donde la realidad o reproducibilidad del olor puede variar. En el caso de los odontólogos, puede ocurrir este proceso de adaptación, porque constantemente están sometidos a olores de diferentes orígenes e intensidades, que emanan de la cavidad bucal, de manera que no pueden ser jueces ideales cuando no utilizan tapabocas de forma rutinaria12.

    Sumado a lo anterior, ésta evaluación representa un análisis desagradable, tanto para el examinador, como para el sujeto evaluado, además es importante destacar que un riesgo potencial de las mediciones organolépticas es la transmisión de enfermedades que son expelidas en el aire, es por ello que Kim y cols.13 diseñaron un nuevo método que puede ser utilizado en el área clínica como una herramienta para medir la halitosis, denominado Método Organoléptico de Kim, el cual utiliza un tubo de politetrafluoretileno, una jeringa de 6 cm. de largo y 3 cm. de diámetro y una punta de papel conectada a un sorbete plástico (Figura 2). Este registro se ha correlacionado con mediciones más objetivas obtenidas por medio de otros métodos de análisis instrumental evidenciándose como una excelente alternativa para evaluar el mal olor de la boca por parte del odontólogo general. La técnica de análisis consiste en mantener la boca cerrada durante tres minutos, antes de tomar cada muestra, el método utiliza una presión negativa, que atrapa el aire de la boca de manera rápida y con una mínima pérdida de componentes volátiles. El tubo es colocado en el área intrabucal a 4 cm. e los incisivos inferiores y a 1 cm. por delante de la superficie dorsal de la lengua13.


     
     
    Figura 2
    Análisis Organoléptico de Kim.
    Tomado de Kim et al. A new organoleptic testing method for evaluating halitosis. J Periodontol 2009; 80: 93-97.
  3. MEDICIONES DE LOS COMPONENTES SULFURADOS VOLÁTILES

    El mayor progreso de las investigaciones en el campo de la halitosis, es la identificación y cuantificación de los componentes volátiles responsables del mal olor de la boca. Para ello se han tratado de diseñar algunos equipos cuya función es detectar los elementos centrales del mal olor de la boca (componentes sulfurados volátiles) y sus niveles, para posteriormente correlacionarlos con la percepción de la halitosis a través del olfato14.

    Existen dos métodos principales para el análisis instrumental de los compuestos volátiles: a) la cromatografía en fase gaseosa y b) el monitor portátil de sulfuros volátiles, aunado a otros equipos de sensores químicos que se han diseñado para aminorar las desventajas de los dos primeros. Las variantes en las mediciones de los componentes sulfurados, se atribuyen a una gran cantidad de factores acumulados, que incluyen: la cantidad de biopelícula dental, la presencia o no de sacos periodontales activos, las especies periodontales predominantes, el grado de inflamación gingival y la edad, por lo que la validez de estos métodos, para la evaluación cuantitativa y cualitativa de la halitosis, puede ser cuestionada, sumado al hecho que muchas veces los compuestos volátiles se encuentran en concentraciones muy bajas en el ambiente aéreo, lo cual dificulta en algunas oportunidades su detecció

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